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Orígenes del Yorkshire Terrier
La historia del Yorkshire Terrier comienza en Escocia, en el país de la hulla y de la lana, a principios de la revolución industrial, hace más de un siglo. A principios del siglo XIX, los obreros de las hilanderías de Glasgow, afectados por el paro, se desplazan al condado de York, donde hay pleno empleo. Y se llevan con ellos a sus perros: Terrier capaces de cazar, de matar a las ratas o a los pequeños animales indeseable y de guardar la casa.
Llamado a veces "Clydesdale" (por el nombre del río Clyde) y otras "Paisley" (por el nombre del barrio donde se encontraban las fábricas), este perro era en cierto modo un Skye Terrier de pelo sedoso, rival del verdadero Skye que tenía el pelo más áspero. Se distingue por su pelaje azul, por su tamaño algo menor y por su peso menos, alrededor de los ocho kilos. Los dueños de este "falso" Skye, movidos por ese ingenio que desprende el perro, deciden mejorarlo y miniaturizarlo. Como era un perro bastante largo y pesado, fue cruzado con perros rateros más Terriers, hoy ya desaparecidos. El resultado fue un animal más pequeño, más delgado y más ágil. Después de nuevos cruces con el Skye, el Cairn Terrier o el Bichon Maltés, el York iba a nacer.
En aquella época, la caza furtiva, aunque fuera severamente castigada, era corriente y los pequeños Terrier hacían mucho servicio a los pobres trabajadores del tejido, sacando a los conejos de su agujero para favorecer su captura. El pelo largo de estos perros (adquirido probablemente gracias al cruce con el Bichon Maltés) era ideal para agarrar al perro en caso de que este se quisiera escapar.
Pero lejos de ser un perro sólo de obreros, también sedujo a los burgueses de la región. Y pronto dejó de ser el perro de la clase más pobre y se convirtió en un perro que sólo los más adinerados podían tener. El Yorkshire se convirtió en un verdadero fenómeno social. En 1886, el Yorkshire Terrier obtiene su reconocimiento oficial por el Kennel Club. En 1895 este perro se convierte en un accesorio de moda indispensable más. Desde ese momento, acompaña en sus desplazamientos a toda dama que se considere a la moda. Los vendedores de Londres no pueden atender todos los encargos.
Es una lástima que en nuestros días el Yorkshire Terrier, fenómeno de moda, haya sido víctima de una miniaturización excesiva. Empujados por la exageración, se han llegado a crear individuos de 900 gramos, lo que lo ha degenerado la raza y planteado problemas importantes. El Yorkshire Terrier es hoy el perro miniatura más popular del mundo.
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