|
Pastores alemanes: familia
El Pastor alemán es un perro ejemplar en lo profesional y lo deportivo, pero también sabe serlo como perro de compañía. Es un perro al que le encanta agradar a sus dueños, por lo que no es difícil imaginarle feliz rodeado de la gente que le quiere, compartiendo con ellos el día a día. Su primera función es, sin duda, ser perro de familia. Es un excelente compañero. Posee todas las aptitudes requeridas para serlo sin dificultad: presenta un carácter equilibrado, dulzura, paciencia, discreción y demuestra sin problemas amor, alegría y fidelidad a toda la familia.
En casa, el aprendizaje de la jerarquía y del respeto debe hacerse desde su más tierna edad. Con él, hay que saber ser firme pero justo. Es un perro que comprende rápidamente y que sólo quiere aprender. Su medio ambiente cuenta mucho, por lo que éste debe ser equilibrado. Muy exigente en el plano afectivo, le gusta que se le necesite, que jueguen con él, que lo acaricien. Aprecia echar una mano y tener un papel importante, que le haga sentirse miembro de la familia en plenas condiciones.

Con los niños de la familia será atento y protector. Una grande complicidad podrá nacer entre ellos enseñándole al niño desde pequeño el respeto por el animal y sus necesidades. Una vez estas nociones de respeto, el perro y el niño podrán hacerse los mejores amigos del mundo.
La facultad de adaptación del pastor alemán le permite seguir a sus dueños allá donde vayan. La vida en casa no le perjudica, pero sí que requiere salidas abundantes y largas. Los largos paseos con él son necesarios para gastarlo físicamente. Juega con él en el parque, haciéndole obedecer, correr, saltar,...
|