Pulgas
La pulga es un insecto privado de alas, marrón y saltador. Es un parásito de diversos mamíferos, aunque más particularmente del hombre y del perro. En este último, está escondido entre su pelaje y se alimenta de su sangre, dejando pequeñas deyecciones negruzcas que señalan su presencia. Muy prolífica, la pulga puede rápidamente infestar un perro y todo su hábitat. Aficionado de los tejidos, este parásito se esconde para poner los huevos. Además, tiene facilidad para "resurgir" aún después del tratamiento del perro y cuando creías haberlo eliminado definitivamente.
La pulga representa un peligro real para el perro, principalmente activando una alergia. Esta afección se traduce en la aparición de placas rojizas, de picazones (vientre, muslos,...), picaduras al nivel de la grupa y de la raíz de la cola. Esta alergia puede evolucionar en graves problemas cutáneos y en infecciones. La Tenia es igualmente transmisible al perro a través de la pulga, a menudo portadora de huevos de este parásito. El perro que muerde las picadas para rascarse lo traga regularmente y se contamina, acarreando problemas digestivas.

Es importante pues tratar al perro principalmente de modo preventivo, para no tener que luchar luego contra este problema. Entre la gama importante antiparasitaria de productos, sólo unos se muestran eficaces. Entre ellos encontramos:
Los collares: Eficaces para largos periodos aunque éstos están un poco alejados del radio de acción de las pulgas: la grupa, los muslos y la cola. Además, existe el riesgos de enganche en matorrales o ramas.
Los pulverizadores: El pelo es untado con un lecho protector y resistente al agua que elimina la pulga desde su llegada sobre el perro. Es un producto particularmente eficaz para los sujetos alérgicos ya que evita la picadura. La duración de su acción es de aproximadamente un mes.
Las pipetas: Poseen las mismas cualidades que los productos pulverizados pero son más fáciles de utilizar porque el producto mismo se difunde sobre todo el cuerpo del perro en cerca de 24 horas.
También existen otros tratamientos, aunque consideramos que son menos efectivos. Aún así queremos mostrártelos, para que los tengas en cuenta:
Las medicinas de ingerir: Son más fáciles de utilizar e intoxican a la pulga en el momento de la picadura. El problema es que no impiden que ésta permanezca en el perro antes, por lo que son ineficaces contra la alergia.
Los polvos: Diluidas en talco. En el momento de la aplicación el producto no llega a penetrar bien en la piel.
Los aerosoles: Eficaces en el momento pero rápidamente pierden su efecto porque desaparecen.
Los champús: Son sobre todo útiles en el momento de una infección, pero lo esencial es eliminado por el enjuague.
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