Piroplasmosis
Es la garrapata la que transmite esta enfermedad al perro, vía su saliva anticoagulante inyectada en el momento de aspirar la sangre del animal y que alberga los parásitos de la piroplasmosis. Estos últimos se propagan entonces por los glóbulos rojos multiplicándose allí y provocando una anemia en el perro. Los riñones e hígados también se encuentran intoxicados por los desechos de los glóbulos rojos.
Esta afección es una de las más corrientes en el perro y muchos de ellos son víctimas cada año. Los perros de caza, o que viven en el exterior, son las víctimas más corrientes de esta enfermedad. Pero todos los perros, sea cual sea su estilo de vida, son susceptibles de cogerlo, por lo que necesitan vacunación. Esta afección, sin embargo, no es trasmisible ni al hombre ni a otros animales.
LOS SINTOMAS
El perro está apático, postrado y rehúsa generalmente el alimento. Tiene crisis de vómito y padece fuertes fiebres. Su orina toma un color anaranjado rojo o castaño oscuro. Avise urgentemente a su veterinario que debe establecer su diagnóstico lo más rápidamente posible.

LA PREVENCIÓN
Los antiparasitarios:
El mejor medio de prevenir la piroplasmosis es impedir a la garrapata picar. Hay pues que escoger un antiparasitario eficaz, como ciertos collares, pulverizadores o incluso pipetas, que permiten una repartición total del producto sobre el cuerpo del animal. El antiparasitario debe ser utilizado durante los períodos de riesgos (primavera y otoño) y debe utilizarse en todos los perros, incluso en los vacunados.
La vacunación:
La vacuna que actualmente se utiliza es principalmente eficaz en los jóvenes perros que nunca han estado contaminados. Para los adultos, desgraciadamente no es del todo eficaz.
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