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Fobias
En medicina humana, los temores y las fobias patológicas no son raros. Las arañas, las serpientes y los espacios estrechos son unos ejemplos de fuentes corrientes de fobias humanas.
Los perros experimentan una gama de emociones de temor y de ansiedad que, generalmente, representan comportamientos normales de adaptación, y que en casos más fuertes, constituyen graves sucesos de mal adaptación de estos mismos comportamientos. Una reacción al miedo puede incitar al animal a esconderse, a adoptar una postura de sumisión, a tornarse agresivo, a jadear, a temblar, a orinar, defecar y a, claro está, adoptar el comportamiento clásico de la huida con la cola entre las patas. Otros signos de perturbación del sistema comprenden la diarrea, a veces con mucosidad o con sangre, vómitos, heridas autoinfligidas, pérdida del apetito o pérdida de peso,.. Todos ellos asociados a una fuente de temor o de ansiedad crónica o a largo plazo.
Los perros angustiados expresan temores anticipados con relación a las acciones futuras. La ansiedad de separación es una forma corriente de este problema. Cuando un dueño se va al el trabajo, el perro manifiesta un desamparo desproporcionado con la cadena de acontecimientos que preceden a la salida del propietario. Inmediatamente después de la salida del propietario, el perro puede comenzar a rascar, a hacer sus necesidades, a morder, a cavar, a lloriquear. Se trata de un comportamiento anormal y no de una fobia.

Una fobia es un estado mucho más profundo de miedo donde un perro puede inmovilizarse, aterrorizarse o manifestar comportamientos extremos, como huir rompiendo una ventana. Ruidos fuertes como clavos, truenos o fuegos artificiales son unas de las fobias más corrientes en los perros. Otros factores que disparan estas fobias pueden evocar una asociación con una experiencia hacia la cual el perro muestra una aversión profunda. Por ejemplo, una fobia a la oscuridad puede venir de una mala experiencia que se produjo en la noche.
Las fobias pueden manifestarse a cualquier edad, aunque los cachorros sean los que más frecuentemente presentan fobias, por las confusiones de ansiedad y las fobias. Las confusiones de comportamientos primarios deben ser diferenciadas de las fobias. El veterinario puede ayudarte a comprender la ansiedad o la fobia de su perro y puede recomendarte a un especialista en comportamiento con el fin de efectuar evaluaciones más avanzadas y, en algunos casos, trabajar con el animal. El tratamiento puede efectuarse generalmente sin utilizar medicinas para controlar el comportamiento anormal, apelando a técnicas de modificación del comportamiento que ayuden al perro a normalizar las reacciones al miedo. Subrayemos que cuanto más temprano comience el tratamiento, más probable es que tenga resultados positivos.
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