Coprofagia
La coprofagia (la ingestión de los excrementos) es un problema bastante extendido en numerosos y diversos animales, no exclusivamente en los perros. No se ha llegado a demostrar del todo el porqué los perros comen sus excrementos. Algunos perros tienen una propensión genética a la coprofagia y, en ese caso, es hacia la edad de 4 a 10 meses que este comportamiento se manifiesta. Durante este periodo, la exploración del medio se hace esencialmente con la boca y por ello, el cachorro puede ingerir parcialmente los excrementos de otros perros que encuentre a su paso. La coprofagia cesa generalmente cuando el animal alcanza la edad de un año.
La coprofagia puede ser debida al aburrimiento o para llamar la atención. Ciertos perros pueden comer sus propios excrementos para agradar a su dueño (preocupación por la limpieza). A veces, el problema es de origen médico, particularmente en casos de insuficiencia pancreática o síndromes de mala absorción, dos afecciones que comprometen la digestión de los alimentos. Ciertos perros comen sus excrementos para recuperar elementos nutritivos no absorbidos. Así, los perros que reciben alimentos ricos en almidón y en hidratos de carbono, y pobres en grasas y fibras, tienen más posibilidades de comer sus excrementos. Igualmente los perros que reciben principalmente alimentos secos o de mala calidad.

Existen dos tipos de perros coprófagos: los que comen sus propios excrementos y los que comen los excrementos de los otros animales. El hecho de saber a qué grupo pertenece tu perro te ayudará a determinar qué medidas tomar. Así, los perros que comen los excrementos de los otros animales tienen pocas opciones de abandonar esta costumbre, a no ser que le impidas hacerlo.
La coprofagia es muy difícil de frenar. Lo primero que debes hacer es limpiar completamente el entorno del perro, antes de que coma sus excrementos. Debes prevenir también el aburrimiento intensificándole las actividades al perro (más períodos de juego, de adiestramiento o de carrera). Ocúpate también de ofrecerle una dieta equilibrada y digestible, que responda a sus necesidades.
De todas maneras, si tu perro sufre la coprofagia, te aconsejamos que consultes a tu veterinario.
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