La llamada
La llamada es una preocupación muy grande en muchos dueños. Hasta el punto que muchos acaban por no soltar a su perro por miedo a perderlo. Toda la dificultad proviene del hecho que muchos propietarios creen que su perro se identifica con su nombre y que con eso debería bastar para hacerle volver tan pronto como se le llame. Pero el nombre es sólo una señal acústica que el perro asocia con el principio de una interacción positiva con su entorno (razón que nos debe llevar a escoger un nombre corto y fácilmente pronunciable).
Para conseguir que el perro vuelva sin problemas, procede del modo siguiente:
La postura
Escoge condiciones que te permitan estar completamente relajado. Elige por ejemplo el interior de un bosque para eliminar la preocupación de la carretera. Suelta entonces al perro y déjalo correr un momento. Al cabo de unos minutos, adopta la postura de llamada al juego (puesto en cuclillas) y llama al perro.
La espera
Insiste con calma y con una sonrisa hasta que el perro llegue y una vez esté a tu lado, acarícialo calurosamente. Luego haz que el perro vuelva a jugar. Devolverle a jugar es importante, porque demasiados propietarios utilizan sólo la llamada para poner la correa o para ordenar algo al perro. Y ambas cosas pueden crear una asociación desagradable para el perro y perjudicial para el buen desarrollo del aprendizaje.
La recompensa
Cualquiera que sea el tiempo que el perro se tome para volver al principio, recompénsalo. Una corrección fuerte por una tardía vuelta es una de las formas más comunes de hacer al perro asociar la vuelta a una situación desagradable.
La negativa
Si el perro no acude a una llamada por ser absorbido con la presencia de un congénere, no desesperes y no insistas en llamarlo, ya que destruirás la asociación aprendida entre señal de llamada y señal y vuelta. Cambia ostensiblemente de dirección andando con un paso firme, incluso corriendo y acaricia al perro que no tardará en acudir.
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