Educación canina
La sociedad le exige cada vez más cosas a nuestro mejor amigo. Nuestro amigo debe saber adaptarse perfectamente a los comportamientos en la ciudad, en el campo, ladrar o no, según las circunstancias, jugar con sus juguetes sin destruir los nuestros, enfrentarse valientemente con los que nos asustan y ser tranquilos y dispuestos cuando familiares o amigos llaman a la puerta, haciendo todo lo que se le pide que haga,... Y todo esto debe hacerlo, por supuesto, sin que se le explique. Desde pequeñitos les pedimos más a ellos que a ciertos niños.
Frente a todas estas peticiones, muchas veces el resultado parece nulo. Para los más insistentes, hay clubs o incluso libros. Pero los clubs suelen ser deportivo y los libros es algo solitario y autodidacta. Porque cada perro es diferente y cada dueño también, lo más recomendable es acudir a un adiestrados o educador profesional. Hace falta un método de educación que se adapte a cada individuo. Reparar en los errores concretos de cada caso y corregirlos. Y es que muchas veces no podemos a exigir un resultado cuándo no sabemos explicar lo que esperamos concretamente. No hay una regla absoluta, sólo un método.
El método es la educación canina. Mínima coacción y máximo respeto para el perro y el dueño. Pero coacción mínima no quiere decir resultado mínimo. Todo lo contrario, ya que los resultados son espectaculares en rapidez y eficacia. Este método permite reubicar en la pareja perro/dueño la noción de jerarquía a beneficio del dueño y hace desaparecer en el perro la mayoría de los efectos negativos a menudo ocasionados por un estado de ansiedad causado por una falta de marcas con relación a su jauría.
Al final de este aprendizaje no sólo el dueño habrá obtenido resultados, sino que habrá adquirido el método que le permitirá mejorar la armonía con su mejor amigo.
Pero atención: El fin de esta educación no es transformar al perro en un perro de circo, sino de armonizar la relación y obtener un resultado visible, inmediato y permanente. Hay un antes y un después claro y evidente, sobre todo para su perro. Una correcta educación canina puede cambiar la vida. ¡La suya y la de su perro!
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